No podía ser de otro modo, ya que ayer vi la demostración de la fuerza de voluntad en una persona de mi círculo cercano, y no hay cosa que merezca más alabanza que eso, el esfuerzo para salir del callejón en el que nos encontramos y creemos que no tiene salida a base de empujones y ganas, apoyándose en los amigos y la gente cercana a cada uno.
Es un gesto que anima el rostro de los que están preocupados por ti, no dejan de estarlo, pero les alegra ver que lo estás intentando, sobretodo porque saben (sabemos) que lo vas a lograr, que nada se te pondrá en medio hasta poder volver a sacar tu sonrisa a paseo de la manera más natural posible.
En realidad ya van dos personas de mi círculo cercano, que en los tiempos recientes han caído o estaban en un hoyo profundo y están escalando clavando las uñas en la dura tierra para poder llegar hasta arriba, desde donde no dejan de oír los gritos de ánimo de los que les esperamos con impaciencia, de los que nos regocijaremos si vemos de nuevo sus sonrisas como antaño. Tienen algo valioso, fuerza de voluntad.
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