Vuelvo por fin a tener algo de tiempo para escribir, y no hay mejor manera de empezar que con esta sección, rescatando algo que tenía en el tintero para escribir. Ya hace un tiempo desde que se dio la situación que me ha hecho escribir esta entrada, pero los hechos no cambian y las consecuencias son las mismas.
El caso es que, cierta persona, ante la decepción de no ser rechazada en un determinado proceso de selección para una beca, proclamó que no se la daban porque unos compañeros que pertenecen al nuevo plan de estudios de su carrera (perteneciendo ella al viejo) tenían preferencia, todo esto de manera bastante despectiva y ridícula, ya que si hablas así sin motivos solo te estás definiendo (y dando la razón a aquellos que decidieron sobre la beca). Una de las palabras que apareció fue la de “niñatos”, y que queréis que os diga, pero me parece que arremeter, aunque sea verbalmente, contra unos compañeros por no obtener el resultado deseado es una pataleta de niño pequeño, inmaduro y caprichoso.
Si no has sido seleccionado para una plaza, me da igual que sea una beca, un trabajo o lo que sea, en vez de creerse el centro del mundo, se debería analizar todo lo que a nosotros corresponde: nuestro curriculum, la entrevista, lo que hemos dicho en ella que nos pueda perjudicar o lo que no hemos dicho que nos pueda favorecer. Pero desde luego, no entiendo comportarse como se ha citado arriba. No entiendo que alguien no pueda concebir que exista alguien mejor que si mismo, o peor aún, que exista alguien que encaje mejor en un puesto determinado o a una beca, pero no…la gente prefiere darse aires de grandeza que no le pertenecen y creerse por encima del mundo, y no decir ya de sus posibilidades reales, pero como dice el sabio refranero español: No hay más ciego que el que no quiere ver.
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